En un entorno económico en constante cambio, el crédito se ha convertido en un motor de consumo e inversión fundamental para hogares y empresas. Su disponibilidad no solo dinamiza la economía, sino que también abre puertas al crecimiento individual y colectivo.
En España, el saldo de crédito al consumo registró una subida interanual del 7,2% en mayo de 2024, superando ampliamente el incremento de menos del 3% en la zona euro. Este crecimiento se ha canalizado principalmente hacia la financiación de bienes duraderos, con un gasto nominal que aumentó un 8% interanual en el primer trimestre de 2024.
Estos datos reflejan una tendencia al alza en la demanda de recursos para adquirir productos de alto valor y mejorar la calidad de vida. A continuación, una comparación entre España y la zona euro:
El acceso al crédito permite anticipar consumos futuros y acceder a bienes de mayor valor. Para los hogares, esto significa comprar electrodomésticos más eficientes, vehículos más seguros o renovar el hogar sin esperar años de ahorro.
Además, enfrentar gastos imprevistos—como reparaciones o emergencias médicas—es más sencillo cuando existen líneas de crédito accesibles. La dinámica de consumo se fortalece y, a su vez, se generan mayores ingresos para los comercios y servicios relacionados.
Para las pequeñas y medianas empresas, las barreras de acceso al crédito suponen un freno directo a la modernización y el crecimiento. Sin financiamiento, es difícil invertir en maquinaria, capacitación del personal o expansión de mercados.
La investigación en América Latina, por ejemplo en Colombia, muestra que un mayor acceso al crédito compensa la desigualdad de ingresos y favorece la acumulación de capital humano. Estudiantes con posibilidad de financiamiento completan con más frecuencia la secundaria y educación postsecundaria, rompiendo ciclos de pobreza.
La democratización del acceso al crédito ha cobrado impulso gracias a las fintech. Estas plataformas agilizan procesos, reducen costos y llegan a segmentos tradicionalmente excluidos del sistema bancario.
En Colombia, por ejemplo, se otorgaron más de 7.059 créditos a mujeres a través de fintech al cierre de 2023, impulsando la igualdad de oportunidades y el empoderamiento económico y social sostenible.
Pese al avance de las fintech, la banca tradicional sigue aplicando criterios restrictivos en el consumo, comercial y microcrédito. Esto limita el potencial de muchas pymes y familias que aún no cumplen con los requisitos formales.
Para superar estos obstáculos, es necesario fortalecer canales alternativos de financiación, capacitar a los solicitantes en gestión financiera y fomentar políticas públicas que promuevan la competencia y la innovación.
Ante políticas monetarias más restrictivas, el papel de actores alternativos será crucial para activar el crecimiento económico. Un entorno con mayor acceso al crédito genera impactos positivos:
La experiencia europea en herramientas financieras alternativas y energías renovables ofrece lecciones valiosas. Adaptar esos aprendizajes al contexto iberoamericano puede potenciar aún más los beneficios del crédito.
Para consumidores:
Para pymes y emprendedores:
El acceso al crédito es mucho más que un simple aval financiero: es una herramienta de transformación social y económica. Al facilitar tanto el consumo como la inversión, rompe barreras, fomenta el emprendimiento y contribuye a un desarrollo inclusivo.
Invertir en mecanismos que amplíen este acceso al crédito es apostar por un futuro de oportunidades, crecimiento sostenible y mayor equidad para todos.
Referencias